En un nuevo vídeo que nos llega desde Siria, nuestros colaboradores de campo nos muestran cómo los cristianos reflejan la esperanza de Jesús en medio de la incertidumbre.
Cuando el régimen de Bashar al-Assad llegó a su fin en Siria en 2024, dejó a todo el mundo en estado de shock. Assad (y su padre) habían gobernado el país durante 50 años, a menudo de forma cruel y brutal, reprimiendo cualquier amenaza a su autoridad. Este país que ocupa el puesto 18 en la Lista Mundial de la Persecución 2025 había soportado años de guerra civil, la amenaza del ISIS, un terremoto masivo, la devastación económica y más... y ahora, un cambio de régimen.
A la conmoción se sumó la identidad del grupo que tomó el control de Siria. Hayat Tahir al-Sham (HTS) tiene sus raíces en grupos militantes islámicos y muchos gobiernos occidentales lo consideran una organización terrorista. Y ahora estaban al mando de Siria, prometiendo proteger los derechos de las minorías y poner fin a la inestabilidad que ha asolado al país durante años.
Para los cristianos, las preguntas eran difíciles de responder.
«Había mucho miedo, muchas dudas e incertidumbre sobre el futuro», explica el obispo Josef, un líder cristiano en Siria. «¿Quiénes son estas personas, quién va a gobernar, cómo van a gobernar?».
En un nuevo vídeo que nos llega desde Siria, nuestros colaboradores de campo nos muestran cómo los cristianos reflejan la esperanza de Jesús en medio de la incertidumbre.
Cuando el régimen de Bashar al-Assad llegó a su fin en Siria en 2024, dejó a todo el mundo en estado de shock. Assad (y su padre) habían gobernado el país durante 50 años, a menudo de forma cruel y brutal, reprimiendo cualquier amenaza a su autoridad. Este país que ocupa el puesto 18 en la Lista Mundial de la Persecución 2025 había soportado años de guerra civil, la amenaza del ISIS, un terremoto masivo, la devastación económica y más... y ahora, un cambio de régimen.
A la conmoción se sumó la identidad del grupo que tomó el control de Siria. Hayat Tahir al-Sham (HTS) tiene sus raíces en grupos militantes islámicos y muchos gobiernos occidentales lo consideran una organización terrorista. Y ahora estaban al mando de Siria, prometiendo proteger los derechos de las minorías y poner fin a la inestabilidad que ha asolado al país durante años.
Para los cristianos, las preguntas eran difíciles de responder.
«Había mucho miedo, muchas dudas e incertidumbre sobre el futuro», explica el obispo Josef, un líder cristiano en Siria. «¿Quiénes son estas personas, quién va a gobernar, cómo van a gobernar?».